Los negocios locales son la base del desarrollo económico y social de una lugar; la organización de los mismos y el apoyo que tienen por parte de las personas que habitan sus alrededores pueden llegar a ser un eslabón importante en los procesos de consolidación de las comunidades. Hay algunos servicios y productos—así como quienes los ofrecen—cuya permanencia se vuelve un referente, este es el caso de varios de los establecimientos ubicados en los centros poblacionales más antiguos de Rosarito como lo es la zona centro.
La dulcería y miscelánea “Laurita” ubicada en la plaza Ejido Mazatlán, dentro del centro histórico de Rosarito, tiene más de 40 años en función; Sus propietarios, Orestes Sandoval Villavicencio y Doraliz García González, adquirieron este negocio hace 33 años; éste solía ser únicamente dulcería, su dueño era el señor José Cordero, pero al ser adquirida por el matrimonio Sandoval García, ellos, paulatinamente, fueron introduciendo otros servicios y productos al mismo.
El señor Orestes nació en Mulegé, Baja California Sur el 15 de julio de 1939, junto con su familia se mudó a la ciudad de Tijuana cuando aún era un niño, comenta que ahí terminó la primaria y continúo sus estudios hasta completar la educación superior. Fue en dicha ciudad donde conoció a su esposa y formaron una familia de 4 hijos; durante 30 años Orestes fue trabajador administrativo de la empresa Jai alai en Tijuana, mientras ejecutaba este trabajo también realizaba otras actividades laborales y de esparcimiento, cuenta que fue beisbolista por varios años; siempre ha estado interesado en las actividades deportivas como la natación y el mismo Jai alai.
Como parte de su plan de vida, decidió retirarse de sus ocupaciones para emprender un negocio propio, fue entonces que platicó con su amigo, el Sr. Cordero, quien también estaba buscando desempeñar otras funciones; fue así cómo Orestes se hizo el nuevo propietario de la entonces dulcería “Laurita”. Por su parte, la señora DoraLiz, es parte de una familia de arraigo rosaritense, sus abuelos, que eran ejidatarios del ejido Mazatlán, fueron parte importante para este proceso de cambio y readaptación.
Orestes Sandoval recuerda con mucho cariño sus inicios en la dulcería, cuenta cómo le tocó convivir y relacionarse tanto con la comunidad, por la naturaleza de su negocio, así como con algunos funcionarios dada la cercanía de la antigua delegación del municipio, pues se encontraba a un lado; en este mismo sentido platicó cómo le ha tocado presenciar el levantamiento de nuevos negocios, su permanencia, así como las lamentables defunciones de sus vecinos locatarios. Describió con emoción el crecimiento del municipio y todas las mejoras que esto ha conllevado, al mismo tiempo lamentó el aumento de la delincuencia.
Entre los ejemplos que mencionó, señaló el desarrollo del bulevar Benito Juárez, explicó que esto significó un beneficio muy grande para toda la comunidad, pues la calidad de la carretera permite el acceso y tránsito a los locales.
Commentaires