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36 años de Telas Arcoiris, un negocio local.


La señora María Asunción Gómez y el señor Florencio Esteban Zepeda son pareja desde 1970, han vivido juntos desde entonces en Rosarito y han creado un patrimonio para ellos y su familia. Juntos, en 1985 crearon Telas Arcoiris en un pequeño local donde tenían, según don Florencio, “algunos cortes de telas y cierres”, pues comenzaron vendiendo un poco de material de mercería dado que la señora María Asunción se dedicaba a la costura y era frecuentemente visitada por sus vecinos:


Nació la idea del negocio precisamente porque él no estaba bien de salud, tenía que trabajar en algo más liviano y que las personas aquí, como yo cosía, me pedía que "véndame una aguja, véndame un hilo", entonces yo dije bueno, es buena idea poner un negocio de estos y así nos iniciamos.


Florencio Zepeda llegó a Rosarito de Jalisco con sus papás en 1955, tenía 9 años; aquí ingresó a la primaria Abraham Lincoln y continúo sus estudios hasta que comenzó a dedicarse a la construcción. Durante los primeros años de la década de 1970 participó en la construcción de la actual biblioteca Central; como parte de sus otras actividades, fue director del equipo de fútbol infantil “Rosarito” por varios años, de ello comentó:


Fue de los primeros equipos infantiles, porque había varios. Estaba don Vicente Jaureguí, él tenía una colchonera, nos apoyaba mucho. Alguna vez mencionaron a José Vallejo, también futbolista de los viejos de Rosarito, y todos ellos nos apoyaron de alguna manera o de otra, con respaldo, con consejos, ahí nos fuimos caminando.



Por su parte, Doña Mari, como casi todos la conocen, también proveniente de Jalisco llegó a Rosarito con su familia a la edad de 19 años, cuando se establecieron aquí ella ya se dedicaba a la costura y continúo así hasta la creación de su negocio.

La pareja contó que cuando llegaron a habitar aquí, en la zona centro, había muy pocas casas y no había pavimentación, incluso Don Florencio señaló a Rosarito como “la colonia menos favorecida de Tijuana”, pues describió que carecía de los servicios básicos. Asimismo, explicaron que aunque su negocio comenzó como algo muy pequeño la persistencia y el apoyo mutuo hicieron que éste avanzara, ahora recuerdan con mucho cariño esos primeros años, sobre todo, cuando sus dos hijos trabajan con ellos, pues comenta don Florencio: “yo pienso que cuando los hijos participaron fue muy importante, eso no se nos olvida; aquí nos acomodábamos, había dos barras aquí y trabajabamos en familia; ese es el recuerdo que es muy importante para nosotros que participó la familia” y lo mismo para doña Mari: “pues salían de la escuela, comían y órale a trabajar, siempre estuvieron con nosotros.”

Al preguntarles cuáles han sido los cambios más significativos en su negocio, don Florencio explicó:


Pues aquí todo iba muy bien hasta que tenía que aparecer la Parisina, obviamente. Yo siempre les he dicho, es un negocio necesario, aun nosotros lo reconocemos, es algo que tenía que venir. Aunque claro, a nosotros nos fue bastante mal, nos bajó bastante el negocio, pero aun así lo consideramos un negocio esencial para Rosarito, ya está grande la ciudad.


No obstante, comentó doña Mari:


Ahora ya nos ha ido bastante bien. Están viniendo la segunda generación, por ejemplo, están viniendo a comprar; sus mamás traían a sus hijos, ahorita esos hijos están trayendo a sus hijos. Eso es bonito para nosotros porque dicen "me acuerdo cuando mi mamá nos traía que estábamos chiquitos aquí y todavía me acuerdo de cómo olía el negocio" o sea, como que uno siente bonito, de que ya está viniendo otra generación.


Respecto a la contingencia por el covid19 explicaron que no han tenido bajas en las ventas, sino que se han mantenido gracias a sus clientes asiduos. Tanto Doña Mari como Don Florencio reiteraron su agradecimiento a los rosaritenses por apoyar un negocio local durante los 36 años que lleva en pie.




Publicidad en ECOS de Rosarito, década de 1990





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